XXIII Jornadas Nacionales AEN - V Jornadas ABSM. (10.06.2010)

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"Ante el desafío de las nuevas demandas”

Palma de Mallorca. 10 al 12 de Junio de 2010.
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Estimados compañeros de la Asociación Balear de Salud Mental y Asociación Española de Neuropsiquiatría, simpatizantes y otros profesionales de la salud, en el bello marco de la Bahía de Palma de Mallorca tenemos el placer de presentaros las XXIII Jornadas Nacionales de la AEN y las V Jornadas Autonómicas de la ABSM, que se celebrarán desde el jueves 10 de junio hasta el sábado 12 de junio de 2010.

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VI Curso de Actualización en Psiquiatría. Fundación Castilla del Pino (20.12.2009)

Málaga 23 y 24 de Abril. 2010.

La AEN colabora con la Fundación Castilla del Pino en la celebración del VI Curso de Actualización en Psiquiatría titulado
"Predictores de Eficacia y Adherencia a los Tratamientos en Salud Mental".
El plazo para presentar resúmenes de comunicaciones acaba el 23 de marzo de 2010

Hoja de Inscripción y Programa

Hoja de Presentación de Comunicaciones


Seminario Europeo SMES: “HERIDAS INVISIBLES” Programa y Envío de Propuestas (20.12.2009)

Atenas 24-26 de Febrero 2010

2010, año europeo contra la pobreza y la exclusión social.
Santé Mentale et Exclusion Sociale, celebra el seminario “INVISIBLE WOUNDS: migrants integration through welcome, solidarity and participation”.

Pueden enviarse Propuestas de Intevención hasta el 31 de diciembre

Consulte el Programa Provisional


Similitudes y diferencias en la práctica pública y privada en psicoanálisis

(Décimas Jornadas de la Sección de psicoanálisis de la AEN)

Como hemos dicho en la presentación de las Jornadas, planteamos el debate sobre “El psicoanálisis en la escena social” haciendo previamente la consideración de “la necesaria participación del psicoanalista en las vicisitudes de la política social y en la política del psicoanálisis”. A partir de la consideración de Lacan al establecer que el inconsciente es la política, “en el sentido fundamental en que la política como expresión teórico-práctica del lazo social forma parte del discurso del amo”, como dijimos antes, y de los imperativos que introducen en la trama social y en la cultura las clases dominantes. Por lo tanto, decimos que es así mismo imprescindible la dilucidación por parte del psicoanálisis como del psicoanalista, el esclarecimiento de las condiciones y vicisitudes de la prática de la cura en las instiuciones públicas de salud, de la enseñanza o de cualquier recurso de asistencia social.

En el texto de presentación de las Xª Jornadas, en el tríptico, comentábamos algunos de los dilemas que se plantean entre las dos concepciones de teorización y aplicación del psicoanálisis en las instituciones públicas y en las consultas privadas: ¿Lo público y lo privado es una construcción política que introduce en psicoanálisis una distorsión y/o velamiento del abordaje de la verdad versus la  mentira que emergen en la cura analítica? ¿ Se trata de una disyunción espuria que dividió la praxis del abordaje de la subjetividad en lo público como ideal progresista y lo privado como una forma degradada de la atención movida por intereses inconfesables, principalmente económicos? ¿Es la dimensión de lo público el sostén político sanitario de una  mentira encubierta de la práctica o ésta cae del lado de la dimensión de lo privado?. ¿O mas bien tenemos que afirmar que ambas dimensiones del discurso analítico son las dos caras de una misma experiencia, se desarrolle en la institución pública o en la privada?.

Posteriormente, hemos pretendido dar continuidad a aquellos debates proponiendo dilucidar cuestiones como: los criterios de verdad y  falsedad en las prácticas de la política, del psicoanálisis y en la política del psicoanálisis. Así como las características o vicisitudes de la práctica privada y/o pública tanto en las instituciones como en la consulta privada.

Tenemos que plantear el problema de la duda permanente respecto a las posibilidades de la inserción del psicoanálisis en las instituciones de salud pública. Ya que se trata de una cuestión que implica una hipótesis restrictiva, no solo de la administración sino también de la comunidad analítica.

El psicoanálisis no entra en la cartera de los servicios de la Seguridad Social, argumento administrativo que excluye al psicoanálisis de las instituciones sanitarias. Sin embargo el acto analítico es una creación por fuera de la organización administrativa aunque esté de hecho contenido en ella. Los profesionales de la Salud Mental son contratados hoy por hoy como psiquiatras, psicólogos, médicos, trabajadores sociales, etc.; lo que no impide que cualquiera de ellos decida con su deseo el dispositivo de escucha y la creación del acto analítico si  se trata de un psicoanalista.

Cuando hablamos de instituciones de salud pública nos estamos refiriendo a hospitales psiquiátricos, unidades de hospitalización breve en hospitales generales, servicios de salud mental, centros de salud general en la atención primaria, hospitales de día, etc.. Aunque en nuestro trabajo nos vamos a centrar fundamentalmente en los servicios de salud mental comunitaria, que constituyen una red de recursos establecidos prácticamente en todas las comunidades de nuestro país.

Estos servicios de salud mental comunitaria echaron las bases para la atención de pacientes con trastornos psíquicos sin desinsertarles de su medio socio-familiar de pertenencia. Sin desaferentación de sus vínculos sociales. En estos servicios se trata de abordar a los pacientes en libertad por equipos multidisciplinarios, respetando su subjetividad y apoyándose en un vínculo de acogida e inclusión de la demanda del sujeto en lo que podría llamarse un nuevo lazo social.

Por otra parte, en estos servicios se realiza un seguimiento prolongado de las curas sin límites administrativos y burocráticos e institucionales, y sin discriminación de cualquiera de  los referentes epistemológicos de abordaje de los profesionales que realizan su actividad en los mismos.

En estos servicios de salud mental comunitaria no habría razones explícitas que impidieran el trabajo analítico, por más que se argumente con insistencia que las condiciones institucionales pueden obstaculizar la teoría y la praxis psicoanalítica. No hay razones que lo impidan siempre que se tenga en cuenta por el analista:

a- Que la institución de salud mental introduce elementos de la ley y de la norma incorporados en la conciencia y por supesto en el universo simbólico del sujeto que pueden confundir al analista en su acto de escucha de lo real que discurre por la trama significante del inconsciente. El analista discriminará en su acto la referencia al sentido y al sinsentido del decir del sujeto, facilitando la conmoción de las identificaciones y las significaciones que le sostienen.

b- Que hay que tener en cuenta las transferencias imaginarias a la institución y al equipo en general, que no son más que transferencias colaterales que hay que diferenciar de la transferencia como operador fundamental del trabajo analítico. Nos referimos a la transferencia en su dimensión simbólica y real y conceptualizada según la enseñanza de Lacan, como emergencia del sujeto supuesto al saber del inconsciente.

c- Que hay que delegar la demanda delegada. La demanda social y     familiar  de reintegrar al paciente a los circuitos de producción y a los valores e ideales que la estructura sociofamiliar promueve, es decir, el sometimiento a los imperativos del conjunto sociofamiliar de pertenencia. Delegar esta demanda, delegada en principio a los profesionales, tanto a la institución como a la familia, para poder ocuparse analíticamente de la demanda que aloja al deseo del sujeto, de la verdad del sujeto que discurre en la cadena significante en el despliegue de su discurso.

d-      Que hay que tener en cuenta los elementos institucionales o las condiciones concretas de los servicios de salud mental comunitaria (ideales y objetivos de la administración, presión de la demanda, el uso y la concepción del tiempo, imperativos sociales y familiares manifiestos y latentes, etc.) para readaptar o hacer posible una cura analítica en la institución. Que como en la cura privada hay que esclarecer los elementos culturales, institucionales, sociales y familiares del sujeto.

Proponemos como hipótesis fuerte de partida que en los servicios de salud mental comunitaria se pueden dar todas aquellas prácticas analíticas que sirven en las curas en régimen privado,  siempre que allí advenga un analista que juegue su deseo de saber y de ser la causa del deseo y del discurso del sujeto y que opere un paso de la queja a la demanda de saber sobre la causa en el sujeto. Se trata de jugar el deseo de saber en ambos miembros del diálogo analítico. Por el deseo del analista que abrirá el campo del deseo del analizante, en un relanzamiento sin fin de la demanda que sitúa el deseo encarnado en el otro del analista. La demanda para el analizante y el deseo para el analista, en el diálogo analítico.

En consecuencia el debate sobre la asistencia pública versus privada es artificioso desde la concepción psicoanalítica. Entre la práctica analítica en régimen privado y la desarrollada en una institución pública, no puede haber diferencias si se cumplen una serie de condiciones para el desarrollo de una cura en los servicios de salud mental comunitaria y que son:

1-      Que el psicoanálisis esclarezca el proceso de adaptación del dispositivo práctico y sus elaboraciones teóricas a las condiciones específicas de la institución en la que opera, sea familiar, social, educativa o de salud mental.

2-      Que la institución social o sanitaria de la que se trate no coarte expresamente la articulación de la única instancia constituyente para el sujeto de la demanda y que funda el sujeto dirigiendo su palabra al Otro y al cual enlaza y al que se enlaza. Es decir, si hay un analista que consienta a la escucha de lo real cifrado en el síntoma. En este consentimiento de un analista en una institución, en su diálogo privado con  el sujeto no intervienen terceras personas.  Y hay que decirlo, quien argumenta  que estos factores de control institucional o interferencia espúrea  imposibilitan la cura psicoanalítica, lo que está  planteando es su propio desistimiento y retroceso frente a la hipótesis analítica en la institución de salud pública.

3-      Se trata en definitiva de pasar del discurso del amo o del inconsciente al discurso del analista, tanto en la práctica privada como en la asistencia pública. Es decir, que en el lugar del agente del discurso, el terapeuta vaya rotando por progresión en el dispositivo analítico, desde el lugar del significante amo de la práctica custodial y segregacionista, al de sujeto dividido. Y por regresión de los discursos, pasará desde el lugar del significante amo a la posición del saber universitario, del que sabe cómo hacer con el desecho del paciente y crear las condiciones de emerjencia del sujeto, cuando el profesional trata de extraer un saber aplicando su saber establecido a los pacientes reducidos a meros objetos de estudio e “investigación”, al estilo de la universidad. Y en una última torsión se situaría el practicante en el lugar de objeto causa del deseo en el discurso analítico, hipostasiando su saber y devolviéndole al sujeto su posibilidad de llevar su saber al lugar de su verdad. Son las cuatro posiciones por las que se pudo deslizar el profesional de la salud mental a lo largo de la historia de las instituciones y en la medida que se fue cuestionando su rol y sus funciones en las mismas.

Qué tipo de prácticas analíticas se pueden establecer en las instituciones de salud públicas y en concreto en los servicios de salud mental?:

Una comprensión psicoanalítica de la demanda y del diagnóstico estructural, así como de los síntomas.

  1. 1. Entrevistas preliminares para el esclarecimiento de las posibilidades de analizabilidad, de subjetivación del síntoma, de implicación del sujeto en su malestar, del establecimiento del síntoma analítico,de la rectificación subjetiva y de la instalación de la transferencia que como hemos dicho es el elemento fundamental para el trabajo analítico en cualquier institución pública o privada.
  2. 2. Si se trata de instituciones cerradas (Hospitales psiquiátricos, Unidades de Hospitalización Breve en Hospitales Generales), habrá que crear las condiciones para que tras la subjetivación del síntoma, el sujeto se plantee la posibilidad de dirigir su demanda de análisis a un analista fuera de la institución, si ya ha conocido los efectos de su encuentro con un analista dentro de la misma.
  3. Si se trata de servicios de salud mental comunitaria, se podrá desplegar la cura en todas sus dimensiones y vicisitudes, en toda su diacronía. El límite de la misma se dará por añadidura. Teniendo en cuenta el esclarecimiento de los elementos institucionales que puedan estar presentes, como la presión de la demanda, la temporalidad lógica y cronológica, es decir, el tiempo de las sesiones, la secuencia de las mismas, la prolongación de la cura, etc. Así como la cuestión de la ausencia de pago, ya que en la cura habitual el dinero es un objeto de goce a entregar por el sujeto, como instrumento fálico, como pago de la deuda y como recurso simbólico de intercambio. Circunstancia que hay que dilucidar para el tratamiento analítico en la institución.
  4. El trabajo con los psicóticos, práctica fundamental en la institución ya que es una demanda mayoritaria de la población que acude a tratamiento en los servicios de salud mental y que por tanto exige una adaptación del dispositivo analítico a la demanda de estos sujetos. O a la inversa, como diremos más tarde, aplicar  la psicosis al discurso analítico. Es decir, en el trato-pacto con el psicótico se podría tratar de un psicoanálisis invertido, teniendo en cuenta el tipo de transferencia y de interpretación posible en la cura de un psicótico. Se trata entonces de aplicar lo que nos enseña la psicosis al dispositivo analítico, para crear posibilidades de tratamiento a partir de una posición de sujeto supuesto no saber, pues el saber está del lado del psicótico.

 

Así, el psicoanálisis aplicado, dispuesto a encontrarse con la demanda del ser sufriente que pide la curación, tendrá la posibilidad de implantar la experiencia analítica en las redes de recursos públicos por donde circula el mayor porcentaje de las demandas. Será tarea y compromiso ético del analista crear las condiciones para invertir la demanda de curación en deseo de saber sobre la causa, en aquellos casos, claro está que el sujeto consienta al trabajo de desplegar su discurso haciendo del analista su destinatario.

Tenemos que establecer que la experiencia y el vínculo analítico y no analítico entre el sujeto y el Otro, siempre es privada, sea la institución que sea. Entre el sujeto y el Otro circula la palabra que enlaza a ambos en un vínculo y experiencia únicos que no son transferibles a otras instancias.

En cuanto a lo indispensable y accesorio en el dispositivo analítico, es necesario que se discriminen tales caracteres de los recursos e instrumentos del psicoanálisis llamado aplicado y en general del psicoanálisis. Planteemos esquemáticamente la valoración de algunos elementos básicos de la operación analítica, como condiciones de esta práctica en la institución que sea.

Son instrumentos indispensables la transferencia y la interpretación.

La transferencia es el instrumento fundamental e incuestionable de un análisis. La transferencia como la esclareciera y establecieran Simund Freud y Jacques Lacan; como el amor al saber, como el despliegue del decir del sujeto de la demanda, como la instauración del sujeto supuesto al saber, así como de la dimensión analítica del síntoma y la génesis en el sujeto del deseo del saber sobre la causa y el desocultamiento de lo real que se aloja en el síntoma.

La interpretación en todas sus dimensiones es la pareja inexcusable de la transferencia en el aparato analítico. La interpretación es la operación princeps de un análisis que establece la condición hermenéutica1 de la operación de abordaje de lo real por lo simbólico. En consecuencia, estos dos elementos, transferencia e interpretación o a la inversa, constituyen la base indispensable del discurso analítico.

En cuanto a los recursos accesorios, es decir, los que se pueden readaptar a las circunstancias del dispositivo, podemos considerar otros aspectos como: el manejo del tiempo y del dinero, el manejo de las transferencias imaginarias a la institución, el trabajo en el diván versus el trabajo cara a cara, etc.. Podemos considerarlos como accesorios a la hora de adaptar o aplicar el dispositivo analítico a la cura, tanto en las instituciones públicas como privadas, pero especialmente en el trabajo de un analista en los recursos de salud mental o en cualquier recurso de asistencia pública.

Establezcamos una consideración primera y es que tanto en la práctica psicoanalítica pública como en la privada, la cura analítica se desarrolla en un espacio y un diálogo entre dos sujetos que no puede ser sino privado, si bien las referencias ideológicas, sociales o familiares del sujeto adquieren en la enunciación y en la producción de los enunciados una dimensión de la inserción pública del sujeto.

Partimos de nuestra reflexión a lo largo de nuestra práctica, que el psicoanálisis, tanto en la comprensión del la demanda del sujeto como en su abordaje analítco, es posible en la institución pública. Lo que no quiere decir que allí no se opere en una relación y diálogo privados entre analizante y analista.

Público versus privado son dos concepciones epistemológicas de la realidad objetiva, social, política y científica que oscurecen la constitución intrínseca del vínculo sujeto-objeto en el discurso y en lo real de la existencia. Ambos conceptos remiten a la naturaleza bifronte de la experiencia humana, es decir, que tanto las referencias públicas como íntimas y privadas, se anudan onticamente en el ser del sujeto. De tal manera que epistemológiamente son indiscernibles como dos dimensiones constitutivas del acontecer del sujeto.

Público versus privado, es un sintagma que viene afectado por la condición del discurso político que trata de  establecer una diferencia entre los supuestos beneficios de la gestión de los recursos sociales adscribibles a las propuestas políticas progresistas; y la gestión de los intereses privados por parte de un programa partidista conservador y reaccionario.

Podríamos considerar esta diferencia espuria como encubridora de la autentica fusión de ambas dimensiones de la verdad del sujeto en su desarrollo psíquico y emocional. Implicado, como esta, en la trama de vínculos con el otro en el que está anclado y su universo simbólico-imaginario con el que construyó la potencia-acto de su ser, afectado por lo real de aquello que no se puede materializar con el lenguaje. Y desde luego que este universo simbólico-imaginario se va fraguando con los decires de los otros y sus imperativos y valores éticos. Y las “cosas vistas y oidas” a lo largo de su singladura vital. De tal manera que ambos referentes se intrican en la estructura y le determinan como sujeto amarrado a su horizonte tanto público como privado. El psicoanálisis no puede establecer estas diferencias en el dispositivo y desarrollo de la cura y tampoco en su compromiso de aportar elementos de reflexión en el análisis social y político de la realidad en el que está inmerso.

 

 


Acta de la Asamblea de la Sección de Psicoanálisis de la A.E.N.

En presencia de miembros de la Sección se realizó al final de las Xª Jornadas la Asamblea correspondiente. Se valoró el desarrollo de las Jornadas como muy estimulante, por la importante presencia de público, por lo interesante de las ponencias que reunieron a psicoanalistas de diferentes asociaciones y corrientes teóricas y por los valiosos debates realizados en un clima de rigor y cordialidad, aun con las necesarias y esperadas diferencias que se suscitaron.

Se resolvió renovar la Junta Directiva actual quedando como Presidente Enrique Rivas Padilla y como Secretario Javier Frère López.

Asimismo, se informó de que en la página web de la A.E.N. figurará una entrada por la que los socios de la A.E.N. que lo deseen puedan inscribirse como miembros de la Sección, por lo que se animó a los presentes a que se inscriban y hagan llegar la información a todos los interesados.

También se informó de la decisión de la la Junta Directiva de la A.E.N., a petición de la Sección, de promover la creación de grupos de nuestra Sección en las diferentes Comunidades Autónomas y nombramiento de un responsable para cada una de las Secciones autonómicas. Al día de hoy contaríamos con personas interesadas en el País Vasco y, probablemente, en Valencia. Los miembros de la Sección estimularemos dichos grupos a través de nuestros contactos personales, además de la comunicación que se haga desde la propia Junta Directiva de la A.E.N.

Así miso se informó de la inclusión en el programa del próximo XXIV Congreso de la A.E.N a celebrar en Cádiz del 3 al 6 de junio, de una Mesa Redonda o Simposio organizada por la Sección de psicoanálisis de la A.E.N., a invitación del Comité organizador y pendiente de concreción, respecto a los participantes y el Tema del mismo.

Por otra parte, se convocaron las XIª Jornadas para la primavera de 2011, que se celebrarán en principio en Madrid, a menos que una participación importante de otras CC. AA. sugiera la conveniencia de realizarlas en otro lugar. Los temas propuestos fueron:

-El psicoanálisis y los síntomas contemporáneos.

-Situaciones de riesgo en la infancia-adolesencia.

-Comprensión y trato psicoanalítico de la psicosis.

El Tema de las próximas jornadas se decidiría por la comisión organizadora, entre estos u otros temas que se pudieran proponer.

Por último, se nombró encargada de la Publicación de las Xª Jornadas a Rosa Gómez Esteban y se designaron como miembros del Comité Organizador a Enrique Rivas Padilla, Javier Frère López, Eva Rivas, Rosa Gómez Esteban y Antonio Ceverino.

 

En Madrid, a 21 de febrero de 2009

 

Enrique Rivas Padilla                                     Javier Frère López

Presidente                                                       Secretario

 

 


El psicoanálisis en la escena social o la integración del psicoanálisis en la sociedad de nuestro tiempo

(Presentación de las IX Jornadas de la Sección de Psicoanálisis de la AEN)

Existe una tendencia tradicional de los psicoanalistas al aislamiento y trabajo individualizado en sus consultas privadas. En relación a su formación y su pertenencia a los grupos e instituciones con una determinada epistemología concreta de adopción.

Esta posición no tendría que ser incompatible con la apertura del psicoanalista al diálogo e intercambio con otras corrientes psicoanalíticas y obviamente hacia otros campos del saber.

Por otra parte, consideramos necesaria la participación del psicoanalista en las vicisitudes de la política social y la política del psicoanálisis. No en vano Lacan estableció que el inconsciente es la política, en el sentido fundamental en que la política como expresión teórico-práctica del lazo social forma parte del discurso del amo. Frente al que el psicoanálisis ha de tomar una posición comprometida, no sólo en el abordaje del sujeto singular en el dispositivo de escucha de las vicisitudes del deseo, sino tratando de tomar la palabra en los diversos frentes institucionales como son la ciencia, la literatura, la salud mental, la política y en general los diversos campos de manifestación de la cultura, para subvertir la intoxicación imaginaria del orden social y desvelar la dimensión de lo real subyacente a los síntomas sociales.

Tambien hay que tener en cuenta la incarceración sobre sí mismos de los psicoanalistas en el concepto abusivo de la extraterritorialidad del psicoanálisis, como coartada para el desistimiento frente a la alianza plurinstitucional y multiprofesional necesaria para sostener la causa del psicoanálisis integrado en las redes de recursos sociales y asistenciales.

En el proceso progresivo de mercantilización de la sociedad de nuestro tiempo, hay en paralelo la producción de restos, de desechos, de escoria. Y no sólo en los programas de la industrialización de los objetos de la técnica, sino en los ejércitos de consumidores de esos objetos en los que el sujeto deviene, por efecto del poder del amo investido por la ciencia-técnica del capitalismo lujuriante, un objeto más como consumidor-consumido, listo para padecer y mostrar la nueva genealogía de los síntomas contemporáneos. Frente a las demandas ahogadas de estos sujetos objetalizados por la oferta psico-farmacológica de la felicidad restituible con urgencia, el psicoanálisis ha de apostar por la inserción social de sus fundamentos y de sus prácticas de reinstitución subjetiva y de rehabilitación de los vínculos sociales.

 

El psicoanálisis:Un discurso complementario e inverso del discurso del Amo o discurso del inconsciente

Si el psicoanálisis trata el núcleo de verdad que anida en lo real del ser del sujeto, necesariamente ha de ser un discurso complementario aunque inverso de los discursos que regulan el lazo social. Es decir, el discurso de la política que trata de anular la singularidad del sujeto en una trama de imperativos que constituyen el “imperio de la ley” y la obediencia al aparato del Estado del pacto y del consenso.

El psicoanálisis en los Estados totalitarios deviene prohibido por su cuestionamiento del poder autocrático y la impugnación de sus leyes e ideales. Y en los Estados democráticos, el sistema acoge al psicoanálisis a pesar que éste conculca, así mismo, las seguridades y principios emanados de su poder. Hay que tener en cuenta que el superyó en cualquier forma de estado, siempre exige más renuncia pulsional cuanto más promueve el goce de la pulsión de muerte.

El psicoanálisis, se quiera o no, viene con su oferta y dispositivo, a liberar al hombre de los vínculos, valores e ideales que lo esclavizan; aunque esté condenado a convivir  en el guetto humano, sometido a las instancias de las clases dirigentes y aceptar las reglas de convivencia y los mandatos de la política en todas sus variables, fundamentalmente los mandatos y normas del proyecto político del “Estado democrático” a su turno en el poder.

 

De lo que se desprende: La ética del psicoanálisis versus la ética social.

La ética analítica queda incluida en la ética política. Sin embargo la ética del desocultamiento del deseo particular de cada sujeto es el reverso de la ética del deber que obliga a cada ciudadano por igual. Pero su intersección no es incompatible con que ambas dimensiones se desplieguen de forma autónoma en la escena social, sea en el abordaje de la comunidad o en las prácticas del sujeto en las que el sujeto en un psicoanálisis alcance un nivel de mayor libertad en las restricciones que imponen las leyes de la comunidad.

Por estas razones el psicoanálisis ha de ser el complemento discursivo, oculto y desvelable de los discursos que sostienen a la sociedad y a la cultura, la ciencia, el arte, la religión, etc.

 

Estructura de soporte paradojal del psicoanálisis en la trama social.

El psicoanálisis en la sociedad de nuestro tiempo está avocado a superar una contradicción fundamental que se puede establecer de la siguiente manera:

-         Si por un lado, ante una supuesta progresión en la conquista de las libertades democráticas en los países de capitalismo avanzado; el psicoanálisis subyace en una propuesta de alcanzar la libertad primera, que es la reconfiguración en el sujeto analítico de la naturaleza de sus lazos sociales valores e ideales esclavizantes, liberando su deseo y el control de la satisfacción pulsional del sujeto que optó por la pregunta por la causa;

-         Por otro lado o en otro nivel, en el desarrollo lujuriante de objetos y programas de satisfacción pulsional en las sociedades democráticas, por el avance del discurso de la ciencia y la proliferación del desarrollo de la técnica; se va instalando progresivamente la convocatoria social y política al pleno disfrute y goce sin límites de las pulsiones en sus diversas manifestaciones, incluyendo al final del proceso la precipitación del sujeto en las distintas versiones y formas de la pulsión de muerte.

Si el Estado Gestor del bienestar social, promueve la satisfacción plena de la pulsión, es decir, el Estado promotor de los bienes y de la felicidad con sus diversos agentes políticos, ideológicos, industriales, mediáticos, etc.; los miembros de esta sociedad serán rehenes del intento de alcanzar estos niveles de goce. Por lo que difícilmente llegarán a subjetivar el malestar que los confunden respecto a la causa oculta de sus síntomas. Tendrán “ prète a porter “ los instrumentos para albergar en su fantasía que la satisfacción no tienen límites y sus demandas a la instancia del saber sobre la naturaleza y condiciones del desarrollo de su ser, no tendrá destinatario. El sujeto se hundirá progresivamente en un vértigo de goce autístico.

Si bien el permanente retorno y presencia de lo Real en la existencia del sujeto, reiniciará continuamente el circuito de su sufrimiento y su demanda al Otro del saber; aunque el superyó le envíe a buscar al infinito, más y más, el rebasamiento de los límites, ya que la sociedad industrial le impone una plena satisfacción de la pulsión y un despliegue insaciable del deseo irreconocible.

Es decir, en definitiva, el psicoanálisis se enfrentará a lo real que subyace en los síntomas y al malestar que sostiene al sujeto en un sufrimiento y frustración irreductibles que implicará la imposibilidad del goce total. Por ello el psicoanálisis será un complemento necesario en el desarrollo social, para abordar los efectos catastróficos que en la subjetividad opera el proyecto del placer sin límites de las democracias capitalistas.

Pero a su vez, el programa de satisfacción sin medida de los estados     democráticos tardocapitalistas, subsumen al sujeto en un empuje imparable a la obtención de goce por los medios que le ofertan, obstaculizando a sus miembros componentes a que asuman la demanda de esclarecimiento sobre la causa de su deseo, padecimiento y mortificación.

Por lo tanto, esta situación paradójica que el psicoanálisis sufre en la sociedad de nuestro tiempo, ha de ser asumida por los psicoanalistas comprometidos con la ética que implica su acto; que no es más, que traspasar los brillos  de las ofertas imaginarias de la clase en el poder y su consentimiento social; y confrontarse al vacío real que causa el discurso del sujeto singular deseante. Pero además no deberá ni podrá renunciar a su condición de ciudadano inmerso en los vínculos sociales y en la política que los gobierna. Por lo que no le queda otra vía, si quiere hacer valer el discurso analítico en la escena social, que intervenir en cualquiera de los eventos que la cultura genera subvirtiendo el estado de complacencia que trata de encubrir lo real imposible de domesticar, como intentan las Terapias cognitivo-comportamentales.

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En conclusión:

-         El psicoanalista deberá recrear su relación dialéctica con el mundo.

-         El analista en su práctica clínica se retrotrae del discurso hablado en el lazo social, al silencio de la escucha en la intimidad del dispositivo analítico en la cura. Otra forma de discurso sin palabras y otra forma de vínculo social.

-         Pero ahora en el tiempo que se avecina, ha de volver a conectar su decir y su pensamiento con la sociedad contemporánea, para subvertir la esencia de la verdad oculta en los discursos de complacencia (ciencia, política, arte, religión, etc.)

-         La pregunta es:¿Cómo, adonde, de que manera?:

Pues en los espacios por donde circulan las demandas de curación y las   promesas de felicidad y emancipación, en las redes de servicios de     Salud Mental, en las instituciones educativas, en los dispositivos             asistenciales de “apoyo” a las deficiencias del sujeto (Hospitales de Dia,    Casas a medio camino, Residencias asistidas, etc.), Pero también en los    frentes donde se desencadenan los discursos sociales, culturales y    políticos (asociaciones vecinales, eventos culturales, partidos políticos,           movimientos sindicales y sociales feministas, ecologistas, etc.)

Esta posición del analista y estos objetivos del psicoanálisis intentan responder al título de estas Jornadas.

 

 

 

 

E. Rivas P.

Madrid, octubre de 2006

 

 

 

 

 

 

 


La situación actual del psicoanálisis y el proyecto de inserción y trabajo en los distintos campos de la escena social.

(Su repercusión en la sección de psicoanálisis de la AEN)

1-Existe un retroceso general en la sociedad actual respecto a la comprensión en torno a los conflictos que hacen sufrir al ser-diciente.

2-Existe una involución global a nivel planetario del desarrollo del pensamiento, sobre la subjetividad y sus condicionamientos sintomáticos, en el horizonte de un repliegue generalizado a los intereses del capitalismo tardío y la oferta industrial de recursos de obtención de “la felicidad”.

3-Existe un desarrollo incontrolado de la tecno-ciencia que ha dado lugar a la sociedad del consumo, a la promoción de los ejércitos de consumidores-consumidos por la sociedad del espectáculo y por el dominio de los mass-media y la rendición de los ciudadanos al ocultamiento de la verdad que constituye su sufrimiento.

En este imperio de la insatisfacción ocultada por la aspiración al goce sin límites, con su correlato del aumento exponencial de las patologías subjetivas y sus abordajes sanitarios, solo tienen predicamento las terapias de restablecimiento del yo y de la aniquilación a toda costa de los síntomas. Compromiso establecido y asumido por las instituciones de salud mental. Saldo en el discurso sanitario, de la evolución de la sociedad en la época del liberalismo económico, positivismo científico y del pragmatismo utilitarista del capitalismo en la época de la globalización, en su fase histórica más degradante y destructiva de los vínculos sociales.

El discurso analítico sin embargo se ocupa a despecho de este panorama, de lo que no anda bien en el ser que dice sufrir. Se ocupa de aquello que oculta y encubre el aparato yoico, trata de lo inservible, de los restos de la operación de la lengua en la constitución del sujeto, de la pulsión, de la castración, de la verdad que parasita al hombre por el hecho de existir, de que no es posible la satisfacción plena de la pulsión. El psicoanálisis se compromete con las vicisitudes del deseo en su manifestación neurótica insatisfecha, imposible, prevenida y en la psicosis aniquilada.

Por esta condición ética que subvierte los valores y los ideales sociales, el psicoanálisis estuvo a lo largo de la historia rechazado de los círculos culturales y científicos en la sociedad moderna y postmoderna y en consecuencia tuvo que retrotraerse en los gabinetes privados de los analistas.

A su vez, las distintas escuelas psicoanalíticas continuaron atrincheradas en sus discursos herméticos y cerrados al diálogo con otras plataformas de las estrategias de abordaje de la patología psíquica y entre sus propios grupos escindidos dentro de la ciudad psicoanalítica.

En consecuencia, la Sección de psicoanálisis, vinculada a una sociedad "científica", sufre de hecho una contradicción en la práctica, porque en ella se trata de una praxis por fuera del discurso de la ciencia pero que está incluida en una sociedad científica. Contradicción que genera vacilación en sus miembros respecto a su sentido.

No obstante el esfuerzo y la vocación de esta Sección, es la recuperación de las condiciones subjetivas con las que la historia y la inserción del sujeto en el campo del lenguaje y en el vínculo social, le hacen padecer del síntoma, como la expresión de lo real y de las paradojas del goce y el sentido.

Nuestra apuesta es multidisciplinaria y polivalente desde el punto de vista epistemológico. Creemos que las dificultades derivadas de los distintos códigos discursivos y epistémicos se pueden superar con la inteligencia tolerante ante la diversidad del pensamiento. Lo que no implica identidad teórica ni práctica.

A la vista de este análisis general y particular del psicoanálisis en la instituciones sociales, debemos plantear como sentido fundamental del trabajo de la Sección de psicoanálisis, que ésta sea:

  1. Un lugar de encuentro de discursos.
  2. Una plataforma de diálogo y tolerancia, de desarrollo de la teoría y práctica del psicoanálisis en sus diferentes corrientes epistémicos.
  3. Y especialmente un instancia de reflexión y profundización de la aplicación del psicoanálisis a las demandas depositadas en la red de recursos asistenciales públicos. Así como una palanca de movilización del discurso analítico para llevarlo a las distintas instancias donde se genere el pensamiento teórico y práctico que tratan de ordenar las leyes y la trama socio-política de la ciudad.

El compromiso de la Sección de Psicoanálisis de la AEN es fundamentalmente, promover la transformación de los Servicios públicos de Salud mental en lugares donde los analistas puedan establecer las condiciones de escucha de la palabra del sujeto que desvele la verdad de su deseo, de la castración y de sus formas privadas de satisfacción pulsional. Proponiendo al sujeto que dice sufrir, que descubra sus estrategias sintomáticas con las que metaforiza su relación a lo real subyacente.

El acto del analista en la institución tendrá como horizonte subvertir el discurso de la utilidad, de la reconstrucción de las potencias utilitarias y las servidumbres sociales y culturales, en un esfuerzo de decir la naturaleza de su deseo y de la pulsión. Promoviendo la ontopoiesis del sujeto.

Es decir subvertir el discurso del amo por aquel que se ocupa de lo inservible, de lo inútil, de aquello que se desliza como innombrable en los desfiladeros del significante, de la palabra, del discurso.

La misión del psicoanalista tanto en lo privado como en la Institución pública, es la de crear las condiciones y posibilidades para la génesis de un ser desprovisto de la esclavitud de las identificaciones e ideales mortificantes. Desvelando nuevas formas libres de relación del sujeto con la causa de su deseo y sus formas de gozar. Esto en el caso de las demandas de neuróticos.

El analista en la escena social ha de subvertir la respuesta que el sujeto y su medio de pertenencia esperan como liquidación del síntoma;  deconstruyendo la significación del síntoma para que el sujeto acceda a lo real que lo instituye tanto en la dimensión individual como colectiva.

El psicoanalisis llevará al sujeto desde la impotencia neurótica, a vislumbrar en la inconsistencia del discurso, la imposibilidad de su naturaleza sexuada y perecedera. Para que desde su experiencia de la "falta de ser" que implica su alienación significante, genere una alternativa de ser con un discurso de nueva creación. Promoviendo así mismo, las intervenciones de los analistas en los distintos frentes y eventos culturales de la sociedad actual, SS de salud mental, instituciones de enseñaza, organizaciones políticas, culturales y sociales. Es decir, en aquellos lugares donde se trata de reproducir la lógica del discurso del amo, incluyendo o aportando las claves críticas y esclarecedoras del discurso analítico.

Reivindicamos, entonces, para el psicoanálisis el lugar que le corresponde en la escena social: en estos tiempos de embotamiento de la conciencia ciudadana por las ofertas de goce y la intoxicación que la industria promueve con la superproducción de objetos de satisfacción inmediata de la pulsión o de la felicidad.

Restituyamos para el psicoanálisis el papel que Freud y tantos analistas propusieron para el abordaje del sufrimiento de la humanidad en sus distintos niveles y clases sociales. Tanto en la dimensión subjetiva de un dispositivo privado, como en la dimensión colectiva de los dispositivos públicos donde se fraguan las claves de la comprensión del síntoma individual y comunitario. Es decir, el crisol donde se funden y cristalizan los saberes políticos, filosóficos o científicos sobre la condición humana.

El psicoanálisis, el psicoanalista, habrán de estar allí donde el sujeto o los colectivos sociales le demanden, aunque sea tácitamente; cuando la razón no entiende la explicación sociopolítica o científica de los enigmas de la existencia que promueve el Amo globalizado.

Basta de alojarse solamente en las catacumbas del saber para dilucidar lo real del síntoma o enfrentarse al saber del inconsciente.

El psicoanálisis es un patrimonio de la humanidad y así ésta lo ha de entender, si los analistas consienten en ello y cumplen con su legado y compromiso ético de desvelar la verdad que esconde el deber y el sentido de los discursos sociales narcotizantes. Ésta sería la apuesta y el esfuerzo de trabajo de la Sección de psicoanálisis de la AEN en el futuro inmediato.

 

 


Informe de Evaluación de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud

esvalestrategia
Ya está disponible el documento de Evaluación (y Actualización) de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. Publicado por el Ministerio de Sanidad y Política Social.
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Informe de actividades de la Sección de Historia de la AEN

La sección de Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría ha programado, a lo largo del último año, diferentes seminarios interdisciplinares, denominados Salud Mental: Historia, Sociedad y Cultura. El objetivo, por una parte, es conocer e interrelacionar diferentes áreas del conocimiento relacionadas con nuestra profesión y, por otra, de generar discusión entre profesionales de las distintas áreas (historiadores, sociólogos, psiquiatras, antropólogos, filólogos… ) con el fin de enriquecer nuestro trabajo. En estos seminarios, además de la Sección de Historia de la AEN, se ha contado con la colaboración del grupo de investigación del Instituto de Historia (IH-CCHS-CSIC), Frenia y la Asociación Madrileña de Salud Mental (AMSM-AEN). Se han realizado en (c/ Albasanz, 26-28, Madrid), sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
El primero de ellos, en el  que invitamos a un investigador externo tuvo lugar el 5 de junio en el Instituto de Historia-CSIC y la ponente fue Cristina Sacristán, Investigadora del "Instituto Mora" de México DF. La profesora mexicana participó con la ponencia titulada Paradojas en la vida de un manicomio: La Castañeda de la Ciudad de México, 1910-1968.

El 5 de marzo de 2009 se celebró un seminario en el que contamos con la participación del historiador chileno César Leyton que presentó Ojo bizco. La fotografía como documento para la historia de la psiquiatría y, además, participó el psiquiatra Oscar Martínez Azumendi con Psiquifotos. Un propuesta de clasificación de las imágenes fotográficas en relación con la psiquiatría.

Además periódicamente se han realizado otros seminarios, sin contar con la invitación de ningún ponente externo, en el que se han mantenido discusiones sobre investigaciones que se están realizando en el propio grupo y que seguirán manteniendo.
En el marco del presente Congreso se ha organizado una mesa denominada Prensa y Locura, en la que han participado Antonio Rey, Carmen Ibáñez, Enrique Novella, Emilio, Ana Conseglieri y Olga Villasante.
Entre las actividades programadas:

La sección de historia propone participar en un proyecto denominado Red Iberoamericana de Historia de la Psiquiatría, cuyo objetivo es dar a conocer y ofrecer una visión panorámica de la evolución y el estado actual de la historiografía de la psiquiatría en los diferentes países latinoamericanos. La evolución histórica de los discursos y prácticas relacionadas con la locura y la enfermedad mental ha generado una notable y copiosa producción científica, que incluye la fundación de revistas, la celebración de un gran número de congresos y reuniones científicas o la formación de diversas sociedades especializadas y grupos de investigación. Se pretende con esta Red confluyan estudiosos procedentes de disciplinas como historia, la filosofía, la sociología y la psiquiatría de América Latina y España con el fin de realizar aproximaciones historiográficas complementarias como la historia conceptual, la historia cultural, la historia social o la epistemología histórica.

Las próximas VIII Jornadas de Historia de la Psiquiatría que, se vienen normalmente realizando bianualmente tendrán lugar en el año 2010 en Bizkaia, tal como se acordó en las anteriores de Tarragona.

Madrid, 28 de mayo de 2009

Olga Villasante                                                                    Ana Conseglieri


Presentación de la nueva Junta de la Sección de Historia 2009

Olga Villasante Armas y Ana Consiglieri Gómez, se han constituido en presidente y secretaría de la Sección de Historia de la Asociación Española de neuropsiquiatría desde el 18 de abril de 2008. Han tomado el relevo de Antonio Rey y Enric Jordá que permanecían desde el año 1995, coincidiendo con las I Jornadas de Historia de la Psiquiatría, celebradas en Oviedo.

Entre las actividades programadas, primero hay que señalar que, en las VII Jornadas de la Sección de Historia de la AEN celebradas en Tarragona el 17-18 de abril del presente se acordó por unanimidad celebrar las próximas en Bilbao. Así pues, año las VIII Jornadas de Historia de la Psiquiatría que, se vienen normalmente realizando bianualmente tendrán lugar en el año 2010 en Bizkaia, haciéndose cargo de la organización Oscar Martínez Azumendi.

Además, también en primavera se realizó una propuesta para celebrar con cierta periodicidad seminarios interdisciplinares en los que se tratará de abarcar diferentes áreas que puedan estar relacionadas con nuestra profesión y que denominados con el nombre de Salud Mental: Historia, Sociedad y Cultura. En la organización de dichos seminarios además de la Sección de Historia de la AEN, se ha contado con la colaboración del grupo de investigación del Instituto de Historia (IH-CCHS-CSIC), Frenia y la Asociación Madrileña de Salud Mental (AMSM-AEN).

El primero de ellos tuvo lugar el 5 de junio en el Instituto de Historia-CSIC (c/ Albasanz, 26-28, Madrid) y la ponente fue Cristina Sacristán, Investigadora del "Instituto Mora" de México DF con el título Paradojas en la vida de un manicomio: La Castañeda de la Ciudad de México, 1910-1968.

Esperamos poder reanudar los seminarios este trimestre tratando de darle una amplia difusión para aquellos que se encuentren interesados en participar